La tecnología ética puede ayudarte a aumentar tu productividad

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Cada año durante los últimos 15 años, un artículo de mi lista de cosas por hacer de Año Nuevo permanece sin cambios: "Pasar menos tiempo frente a una pantalla".

Es vergonzoso, pero es cierto que nunca he logrado tachar este punto, y apuesto a que es cierto para la gran mayoría de la población. Y aunque es fácil sentirse avergonzado por ello, tenemos que recordar que estamos librando una batalla muy difícil.

Mientras queremos desesperadamente tomar el control de nuestros hábitos tecnológicos, las grandes y pequeñas compañías de tecnología están peleando sobre quién obtiene más de nuestra atención y tiempo libre. A diferencia de nosotros, tienen sistemas altamente efectivos para lograr ese objetivo.


Distracción por diseño

Esto es lo que Tristan Harris, el fundador de la organización sin fines de lucro Time Well Spent, quiere que entendamos “Las empresas de tecnología explotan consciente e inconscientemente las debilidades de nuestras mentes para que pasemos más tiempo utilizando sus productos. Logran este "control mental" a través de varias decisiones de diseño, por ejemplo controlando el menú de opciones entre las que podemos elegir, proporcionando recompensas inmediatas, entre muchas otras cosas.

Un documento filtrado de Facebook  el año pasado reveló uno de los ejemplos más espeluznantes de estas tácticas. En realidad, la compañía tenía las herramientas para identificar y dirigirse a los adolescentes que se sienten inseguros o "sin valor". Peor aún, no era la primera vez que se culpaba a la empresa de intentar alterar las emociones de los usuarios sin su consentimiento.

Pero no tienes que ir tan lejos para encontrar un ejemplo de manipulación sutil, pero altamente efectiva. El icono de notificación de Facebook, que permite al usuario saber de cualquier "me gusta", solicitud de amistad y cualquier otra actividad, estaba originalmente destinado a ser azul, pero nadie lo usaba. La compañía rápidamente lo cambió a rojo, un color llamativo, e inmediatamente vio un incremento en la interacción con este ícono. Como admiten los propios usuarios de muchas aplicaciones, la necesidad de desaparecer el distintivo rojo de notificación se hace necesario aun cuando saben que no están interesados en el contenido.


¿Qué hacemos al respecto?

¿Admitimos que somos vulnerables ante la tecnología, decidimos vivir sin ella y nos comunicamos como se hacía antes del teléfono? Harris, piensa que no tiene que ser de esta manera. Según él, la tecnología también tiene el poder de salvarnos de ella misma.

Así como las empresas han diseñado sus aplicaciones en torno a captar la mayor atención humana posible, pueden volver a centrarse en servir realmente a las necesidades del usuario y ayudarnos a invertir bien nuestro tiempo.

Harris compara el futuro imaginario de la tecnología ética con el floreciente mercado de los alimentos orgánicos. Al igual que los alimentos orgánicos, podría haber una categoría separada de aplicaciones conscientes de la atención y se podría pedir a los usuarios que paguen una prima por ellas. Harris está convencido de que si hay suficiente demanda de tecnología ética por parte de los usuarios, las empresas responderán. Con el tiempo, espera desarrollar una certificación de Time Well Spent (Tiempo bien invertido) que se otorga a las empresas de tecnología que diseñan sus productos de manera ética.


¿Es así de simple?

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Este cambio es necesario desde hace mucho tiempo porque vivimos en un momento crucial en lo que respecta a nuestra relación con la tecnología. La gente y las compañías de tecnología finalmente están empezando a descubrir cómo usar la tecnología de manera responsable o al menos se tiene que reconocer que tenemos un problema.

Tanto Google como Apple han anunciado recientemente nuevas funciones para ayudar a los usuarios a reducir la adicción a los celulares y a las aplicaciones. En la conferencia inaugural de Google I/O 18, la compañía anunció que el próximo Android P contará con una serie de funciones que abordan la adicción a los smartphones, como un modo mejorado de "No molestar" que ahora se puede activar al poner el teléfono boca abajo, y una función de "desactivación" que iniciará automáticamente el modo No molestar a la hora de acostarse, además de poner los colores llamativos de la pantalla en una escala de grises lo cual es menos estimulante.

Un panel de control mostrará a los usuarios cuánto y con qué frecuencia utilizan cada aplicación e incluso establecerá sus propios límites de tiempo. YouTube incluso te recordará que te debes tomar un descanso.

En un movimiento similar, Apple acaba de presentar un modo mejorado de No Molestar así como una nueva aplicación Screentime que proporcionará a los usuarios informes detallados sobre su uso de la aplicación y les permitirá establecer límites de tiempo. Se dice que incluso Facebook está adoptando el concepto de tiempo bien invertido, aunque todavía están tratando de averiguar lo esto que significa.

En primer lugar, ¿quién decide lo que cuenta como tiempo "bien empleado"? El propio Harris admite que el concepto es muy maleable, y personalmente me preocupa que esta idea potencialmente grande esté en peligro de convertirse en otro truco de marketing.

Facebook, por ejemplo, ha anunciado su compromiso de asegurarse de que el "tiempo gastado en Facebook sea tiempo bien invertido", pero estoy seguro de que muchos de nosotros estaremos de acuerdo en que el tiempo bien invertido es en realidad tiempo que uno pasa fuera de Facebook por completo. ¿Está la empresa lo suficientemente comprometida con el bienestar de los usuarios como para crear un sistema de recompensa por el tiempo gastado fuera del sitio? Con todas las fuerzas económicas trabajando para mantener los ojos en los anuncios, lo dudo.

Solo porque sabemos que algo es malo para nosotros, no significa que dejemos de consumirlo. Harris traza un paralelo con la creciente demanda de alimentos orgánicos por parte de los consumidores, pero una comparación más acertada sería en realidad entre las aplicaciones "no éticas" y la comida basura. Al igual que las compañías tecnológicas, la industria azucarera ha hecho muchas cosas cuestionables; por ejemplo, invertir millones de dólares en campañas de desinformación para hacer que la gente consuma y se vuelva adicta a sus productos.

Ahora se sabe que el azúcar es malo para la salud, pero saber eso no nos impide comerlo, a menudo en grandes cantidades. ¿Es la decisión de comer hasta la última galleta del paquete una elección consciente o un reflejo de nuestro cerebro adicto? Del mismo modo, sabemos que las distracciones de la tecnología dañan nuestra salud y bienestar, pero eso no nos impide alcanzar nuestros teléfonos para comprobar nuestras actualizaciones de Facebook.

Al menos con la comida chatarra, es más fácil limitar nuestro acceso a ella si estamos realmente comprometidos. Sé por mí mismo, si no quiero comer chocolates, simplemente no tengo que traerlos a la casa. Guardarlos en el armario para una ocasión especial será un ejercicio inútil de autocontrol, ya que terminaré comiéndolos. Pero con las aplicaciones a un clic de distancia en todo momento, la misma estrategia no funcionará. ¿Es realmente posible crear una especie de mundo en el que las herramientas tecnológicas éticas coexistan con las "regulares" y en el que podamos elegir cómo dividir nuestro tiempo entre las dos? ¿Quién me impedirá simplemente ignorar los límites de tiempo que me impuse con las herramientas de Modo No molestar de Google y Apple?


¿Qué nos impide ignorar los límites que nos hemos fijado?

Además, cuando se trata de definir lo que es saludable y bueno, la comida es mucho más sencilla que la tecnología. Claro, la gente discute sobre dietas primarias vs. vegetarianas vs. sin gluten. Pero lo más importante está claro. Las verduras son definitivamente buenas. Los pesticidas son dañinos. Alimentos procesados y con alta cantidad de azúcar son perjudiciales. Incluso sin la certificación orgánica usted puede mirar la lista de ingredientes y decidir por sí mismo si desea obtener ese paquete de galletas que tienen jarabe de maíz de alta fructosa como ingrediente o simplemente dejarlo en el estante.

¿Pero dónde está la lista de ingredientes en una aplicación? A grandes rasgos, sé lo que la vitamina A o el bromato de potasio le hace a mi cuerpo (o si no lo sé, lo puedo buscar en Google), pero ¿cómo sé lo que una nueva característica en una aplicación le va a hacer a mi cerebro?

Finalmente, creo que todavía estamos en las etapas iniciales del debate sobre lo que constituye la explotación ética de nuestra atención. El hecho es que el objetivo de cualquier tipo de medio es captar la atención humana. Piensa en las artes visuales, los artistas visuales conocen los principios correctos de composición y contraste de color para atraer el interés del espectador el mayor tiempo posible y maximizar el efecto placentero. En esencia, utilizan muchas de las mismas técnicas que utilizan las aplicaciones y los sitios web, pero dudo que alguien culpe a los artistas por explotar las vulnerabilidades de la psicología humana.


¿Dónde nos deja eso?

El hecho es que mi tradición de escribir "menos tiempo frente a la pantalla" en mi lista de resoluciones de año nuevo comenzó mucho antes de que aparecieran los teléfonos inteligentes. Incluso entonces, sentí que la gran cantidad de contenido disponible al alcance de mis dedos me estaba consumiendo la atención. El problema empeoró mucho con el avance de los teléfonos inteligentes y la cantidad cada vez mayor de contenido disponible, pero sigue siendo el mismo problema.

Así que aunque me anima el hecho de que empresas tecnológicas como Google y Apple parecen estar adoptando un enfoque más ético con respecto a la experiencia del usuario, no podemos confiar únicamente en la tecnología para que no nos distraiga y nos devuelva el tiempo perdido. Tenemos que hacer nuestro propio trabajo para retomar el control de nuestra atención.

Estoy convencido de que nuestra lucha por controlar nuestra atención y determinar lo que constituye "tiempo bien invertido" no es algo que las compañías de tecnología puedan arreglar para nosotros con unas cuantas ingeniosas características nuevas. Es algo que como individuos y consumidores necesitamos definir por nosotros mismos